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La otra pandemia: enfermedades no transmisibles

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Expertos de Colombia, Chile y Argentina presentaron pautas para combatir los factores de riesgo de las enfermedades no transmisibles (ENT) entre las que se encuentran la diabetes, el cáncer, la hipertensión arterial, el sobrepeso y la obesidad, así como las enfermedades cardiovasculares, el asma y otras enfermedades respiratorias como el EPOC y trastornos de salud mental, agudizados en el marco de la pandemia por COVID-19.  41 millones de personas fallecen al año por causa de estas patologías lo que representa el 71% de las muertes que en buena parte son prevenibles.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, OMS, “se estima que casi una cuarta parte (el 22%) de la población mundial padece una enfermedad preexistente que los hace más vulnerables a la COVID-19; la mayoría de esas enfermedades son ENT”.

El Dr. Álvaro Ruiz, médico epidemiólogo, profesor titular de Medicina Interna y de Epidemiología Clínica de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia, señala que “estos casi dos años de pandemia van a dejar una huella enorme en la salud de las personas. Inicialmente estas no iban a los hospitales por miedo al Covid, el que tenía una cirugía no concurría, el que tenía cita para control de alguna enfermedad, tampoco. Pero lo más grave es que las personas con diabetes, colesterol alto, enfermedades serias como el cáncer, también dejaron de controlarse. Hoy ya estamos viendo las consecuencias de esa falta de control: hay aumento en el número de infartos, de insuficiencia cardíaca y todas las ENT empeoraron”.3 Los datos de la OPS muestran que las enfermedades cardiovasculares constituyen la mayoría de las muertes por ENT en el mundo (17,9 millones cada año), seguidas del cáncer (9 millones), las enfermedades respiratorias (3,9 millones) y la diabetes (1,6 millones).

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“El deterioro que sufrieron las personas con ENT es enorme. Aún no tenemos números, porque el foco sigue en la atención del COVID, pero solo para tomar dimensión de la importancia que tienen las ENT en términos de mortalidad, tengamos en cuenta que a nivel global el COVID mató en 18 meses un poco más de 4 millones de personas, en cambio las ENT en etapa prepandemia, son responsables de 40 millones de fallecimientos cada año. Decir esto no implica minimizar la importancia del COVID, pero pone en dimensión lo que puede llegar a significar desatender las ENT”, indicó la Dra. Mónica Katz, médica especialista en Nutrición, expresidente de la Sociedad Argentina de Nutrición, SAN. La Dra. Katz advirtió también que “las ENT ya no son patrimonio de los adultos, hoy tenemos chicos de 8 años hipertensos, adolescentes de 12 años con diabetes tipo 2 o con hígado graso. Si bien la expectativa de vida viene subiendo generación tras generación, hoy es un momento bisagra, en el cual si no se hace algo va a ser la primera vez que los hijos y nietos vivan menos que los padres y los abuelos”.

“Los adultos son responsables de lo que se come en la casa, tiene que haber un ‘arquero nutricional’, rol representado por la madre, el padre o el responsable de la compra de alimentos y de su preparación, cuidando la calidad de alimentación y el tamaño de las porciones de los niños desde la primera infancia”, insistió la Dra Katz.

Romper las barreras del sedentarismo

“Hay muchas cosas que se pueden hacer en varios niveles. Uno es el individual, hay que educar, decirle a la gente que tiene que moverse, hacer ejercicio. Una persona debe hacer 150 minutos de ejercicio en la semana, y si hay sobrepeso, exactamente el doble de tiempo. Idealmente caminando rápido, como alternativa también se puede andar ese tiempo en bicicleta o simplemente bailar. Otra recomendación es evitar el consumo de calorías en exceso, no abusar de las bebidas azucaradas, decirle al paciente que no le agregue azúcar a las cosas, que prefiera bebidas sin azúcar agregada, consumir con precaución los postres y las comidas ricas en grasas”, aconsejó el Dr. Ruiz.

“También hay que insistir en que no hay que abusar del alcohol, hay que controlar la cantidad de sal, no llevar el salero a la mesa, asistir a los controles médicos, sobre todo si se está bajo tratamiento, y si tiene síntomas de alguna enfermedad, consultar rápidamente”, sostuvo el Dr. Ruiz.3 Para la Dra. Katz, existen además barreras que llevan al sedentarismo relacionado con cuestiones económicas y sociales, como la ausencia de espacios seguros para practicar deportes, la escasez de dinero, además de las exigencias -sobre todo para las mujeres- respecto de la imagen corporal. Todas estas situaciones terminan atentando contra la realización de actividad física.

En definitiva el balance entre una adecuada nutrición y la actividad física habitual van a permitir luchar contra esta gran epidemia de las Enfermedades No Transmisibles que requieren mucha atención por el inmenso número de vidas que se pierden cada año que pueden evitarse a partir de buenos hábitos y controles médicos permanentes para lograr mantener el equilibrio de la salud, tal  como fue informado  en un encuentro para medios de comunicación organizado por la firma Upjohn división de Pfizer, en el cual también se mostró la importancia de cuidar la salud mental.

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El rol de la salud mental en las ENT

El Dr. Roberto Sunkel, psiquiatra especializado en Psicogerontología y Jefe de la Unidad de Psicogeriatría del Instituto Nacional de Geriatría de Chile, indicó que, existe una importante interrelación entre las ENT y las enfermedades mentales, y que es en las personas mayores donde se hace más patente. “Hay un interjuego, porque las ENT aumentan el riesgo de que una persona presente cuadros principalmente depresivos. Se estima que hasta un 20 o 30% de las personas que cursan con hipertensión o diabetes sufren de depresión. La depresión también es un factor de riesgo cardiovascular en sí mismo y en el caso de algunas patologías neurológicas como el Parkinson, se podría llegar hasta el 50% de prevalencia de síntomas depresivos o episodios depresivos en esta población”, detalló.

Según explicó el Dr. Sunkel, si bien las personas mayores fueron el segmento poblacional que mayor tolerancia al confinamiento demostró durante la pandemia, la depresión en ellos puede cursar de manera enmascarada, sin la sintomatología característica, sino que lo hace a través del dolor físico crónico. “Sabemos que los episodios depresivos disminuyen el umbral de dolor; en casos como la artritis, cuando se presenta la depresión se produce una descompensación del cuadro reumatológico. En realidad, centrándonos en depresión las cifras son bien contundentes, respecto al impacto que tienen tanto la patología como la depresión sobre las patologías”, subrayó el experto en salud mental.

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