- Según la Organización mundial de la Salud, OMS, “la depresión es un trastorno mental frecuente que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración”.
La depresión es una enfermedad clínica que puede volverse crónica y afecta la capacidad o disposición que tiene la persona de realizar actividades cotidianas. Dependiendo del número y de la intensidad de los síntomas, los episodios depresivos pueden clasificarse como leves, moderados o graves.
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Según el Ministerio de Salud y Protección Social, para el 2017 “se calculó que en el mundo había 350 millones de personas que se encontraban afectadas por la enfermedad, siendo el peor desenlace en algunos casos, el suicidio. Se estima que cada año se suicidan 800.000 personas en todo el mundo y el grupo de edad más afectado es el de las personas entre 15 y 29 años”.
Para el doctor Jorge Tamayo, especialista en psiquiatría, “las personas con antecedentes familiares de depresión u otros trastornos afectivos, que han sido víctimas de diversas formas de maltrato en la niñez como: abuso sexual, maltrato físico, negligencia, pobreza, tienen un riesgo mayor de presentar un episodio depresivo en algún momento de su vida”.
En diversos estudios epidemiológicos realizados en diferentes épocas y países, se confirma que la probabilidad de tener diagnóstico de depresión mayor es casi el doble en mujeres que en hombres, señala el especialista.
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Esta enfermedad puede presentarse a cualquier edad,pero la población más vulnerable a desarrollar estos episodios son los jóvenes y/o adultos mayores. Resulta importante tener en cuenta manifestaciones como:
- Perdida de energía
- Fatiga
- Problemas de sueño o apetito
- Estado de ánimo triste o ansioso en forma persistente, irritabilidad
- Falta de interés o de placer en actividades que solían ser interesantes
- Múltiples síntomas sin causa física definida, como: dolores y malestares, palpitaciones, somnolencia.
- Dificultad para llevar a cabo trabajos cotidianos, ya sean académicos, domésticos, laborales o sociales
- Concentración y atención reducida
- Disminución de la autoestima y la confianza en sí mismo
- Ideas de culpa y falta de valor
- Visión pesimista y sombría del futuro
- Ideas o actos de autolesión o suicidio
Según la información suministrada por el psiquiatra Jorge Tamayo, más de la mitad de los pacientes con depresión pueden tener al menos una enfermedad no psiquiátrica crónica asociada, en diversos porcentajes señalados a continuación: VIH 40%; demencia 32%; dolor crónico 31%; enfermedad hepática crónica 24%; hipertensión y enfermedad cerebrovascular 21%; diabetes 18%; enfermedad coronaria y epilepsia 17%.
“La Encuesta Mundial de Salud de la Organización Mundial de la Salud del 2007, mostró que la depresión produce mayor disminución en la salud en comparación con otras enfermedades crónicas como la angina, artritis, asma o diabetes. Cuando la depresión se acompaña de manera permanente de otras enfermedades crónicas, el estado de salud es aún peor en comparación con pacientes que tienen como diagnóstico único depresión” afirma el especialista.
Los trastornos depresivos afectan la calidad de vida de las personas que los padecen, pues generan discapacidad; aislamiento; bajo compromiso y rendimiento; dificultades de pareja y crianza de los hijos y en ocasiones muerte prematura. El doctor Tamayo asegura que “no tratar adecuadamente la depresión puede traer consecuencias devastadoras para el paciente, su entorno familiar y/o social”. El tratamiento temprano de la depresión, una vez comienzan a presentarse los primeros síntomas, mejora las posibilidades de respuesta del paciente en un 70% respecto a recibir un tratamiento tardío, concluye el experto.
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Resulta fundamental, educar y adoptar medidas contra la discriminación de este grupo de pacientes que incluyan acceso rápido y eficaz a la atención médica de toda la población afectada, para así cambiar la percepción negativa que se tiene de esta condición. Se requiere de un tratamiento interdisciplinario que incluya farmacoterapia, psicoterapia, ejercicio y cambios en los hábitos de vida, para alcanzar beneficios en la funcionalidad y bienestar del paciente. Los familiares y allegados deben brindar apoyo al paciente evitando la estigmatización y relativización de la severidad de esta condición. Expresiones como: “eso está en su mente, propóngase salir adelante, ponga de su parte” o “la vida es bella, no sea malagradecido/a” o “eso no es ninguna enfermedad, es pura pereza” deben evitarse a toda costa, resalta el especialista.
De todos modos, agrega el doctor Tamayo, el panorama es alentador ya que en diversos países se aprecian cambios de percepción en las generaciones más jóvenes respecto a lo que supone vivir con una condición como la depresión.
